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martes, 14 de enero de 2014

Acostumbrarse es morir: Fm La Tribu





Enrique Symns hizo el primer concurso de la radio, pero había un solo oyente que podía acertar la consigna. De noche, frente al micrófono por el que se metía una molesta y persistente interferencia de FM 100, Enrique apretaba el botón de la sevillana liberando la navaja del mango. Era una de esas  de malevos, algo gastada por la dura tarea de destapar botellas.

-¿Qué es lo que suena y quién me lo regaló?, arremetía. Dos minutos después del tema de Lou Reed, otra vez, “Chac, chac”. -¿Qué suena y quién me lo regaló?

Ring del teléfono. - Hola, habla Skay de Congreso. Es una sevillana de color caoba, está muy gastada y te la regalé yo. Symns sonríe. Su primer llamado y el primer concurso de La Tribu estaban resueltos. Ganó Skay Beillinson, guitarra de Los Redondos[1].




Fm La Tribu es una radio comunitaria, alternativa y popular. Es, como dicen en Almagro, una casa con parlantes. Fm La Tribu es una radio, es un centro de capacitación y producción, es una isla de producción audiovisual, un bar, una plataforma digital que distribuye bajo software libre todo lo que producen y ancla los tentáculos en su territorio, en el corazón de Buenos Aires.
La Tribu es una de las radios comunitarias más antiguas de la Argentina. Transmite desde el 88.7 del dial para toda la ciudad, y desde internet, para todo el mundo. Para muchos otros medios, es la que acompañó procesos, la que prestó archivos y la que montó equipos y antenas. Ayudó y vio crecer. La Tribu cumple 25 años en junio del año que viene y los va a festejar bailando, como con la canción que hicieron para festejar los 20. 
“Amor no es impuesto, trabajo, basura. No hay amor en la reja ni en la cerradura. No tiene amor el jefe ni el sueldo. Amor es negar que existen los dueños. Qué contradicción la figura del amo: yo siento el amor si juntos lo odiamos. Amor es tener amigos y tiempo, quemar rutinas, andar más lento. Amor es la radio de mi barrio. Acción, resistencia, festejar veinte años. Una fábrica de fallas. Una tribu bailando. Y este sistema se va acabando. Frecuencias, alertas, interferencias. Tu voz y la mía son las herramientas. Violencia, clausura, mentira, control se quedan afuera de nuestra canción. Posesión, imposición no tienen amor. No dejes que reine la confusión. Sin amor hay un pozo, un clavo, un cero, topadora, silencios, millones de peros. Desesperan, reprimen, explotan, destruyen. En sus venas la sangre no fluye. Amor es tener ideas y fuerza, un barco que parte, una persona que vuela. Amor es hacer una contraescuela.”
***
-Yo no sé para qué vine...estos premios nunca me gustaron, ¡los sanguchitos no tenían mayonesa!- se quejó Alejandro, cuando la cámara de Esto pasa en La Tribu lo filmó en la salida del Teatro Nacional Cervantes. Ese jueves a la noche era la entrega de los Premios Eter y su radio tenía tres nominaciones.
-¡Vamos a ir a los tribunales federales, a la Corte Interamericana, para que se escuche nuestro reclamo!, agregó Rafa.

Nunca habían sido tres. Esta vez, la radio integraba la terna junto con Metro y Vorterix por la Producción Integral del Aire; Sonidos Clandestinos competía con Basta de Todo (Metro) y Una Vuelta Nacional (Radio Nacional), por el mejor programa de la tarde; y Vuelta cangrejo se enfrentaba a La Vuelta de Zloto (Del Plata) y Metro y Medio (Metro), como los mejores programas del regreso. Pero no se llevaron ni una sola estatuilla de vuelta a la casa con parlantes.
-Pensar que todo lo que nosotros lo hacemos por pasión, ellos lo cobran.- dijo días más tarde, Analía, miembro del equipo de Vuelta Cangrejo.
-Para el año que viene, para los 25; -Rafa se tiene fe. El 19 de junio de 2014, se acercan al cuarto de siglo. 
La radio nació cuando un grupo de estudiantes de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Buenos Aires y militantes del Frente Amplio Estudiantil Santiago Pampillón, decidió crearla  alquilando un departamento en Gascón esquina Sarmiento, en Almagro. El consorcio del edificio desconfiaba del argumento de un grupo de jóvenes, entre los que estaban Ernesto Lamas, Hugo Lewin, María Cabrejas, Ivana Erlichmann, Viviana Rybak y Débora Gornitz, de que allí funcionaría un taller de radio y locución, y que por eso iba a haber mucho movimiento de gente. Tiraron abajo una de las paredes del tres ambientes y construyeron el estudio. Con la antena escondida en la terraza, mucho sigilo al entrar, los micrófonos atados a botellas de ginebra y sin decir al aire desde dónde transmitían, en 1989 comenzó a latir FM La Tribu.



Radio sin oyentes
FM La Tribu no tiene oyentes. No hay quien prenda la radio y no pueda dialogar con ella de alguna manera, discutir, proponer, llamar o darse una vuelta por la casa. Por eso la radio te interpela, uno deja de ser oyente y pasa a ser interlocutor. Cuando el que escucha solamente escucha, la comunicación es una cosa lineal, y quien está del otro lado, una cabeza con orejas que se cree todo lo que anda dando vueltas. Esa fue una de las primeras teorías de la comunicación, cuando se escribía teoría a partir de estudiar de los sistemas telefónicos.
Con el paso del tiempo, se comenzaron a contemplar otros elementos; a veces el que escucha no coincide con lo que se dice, y no sale por la calle gritando a los cuatro vientos lo que le dijeron hace un rato. Básicamente, porque el que escucha no es una cabeza con orejas. El que escucha siente, piensa, reflexiona, sus pies pisan una tierra que, muchas veces, es distinta a donde está emplazada la radio. Ninguna radio tiene oyentes. Pero hay otras radios que prefieren que la gente siga siendo una cabeza con orejas, que no discuta, que ni siquiera hable un poco más fuerte que el volumen de la trasmisión. Las radios, y todos los medios de comunicación en general, no tienen oyentes. Tienen interlocutores. En La Tribu lo dicen bien clarito en cada vuelta de tanda; apagá La Tribu y hacé tu radio.

Cantado y escrito en el CUERPO
El 20 de octubre de 2010, las patotas de la Unión Ferroviaria asesinaron a Mariano Ferreyra. El Colectivo La Tribu, Calican Records y la Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional (CORREPI), decidieron rendirle un homenaje. Se propusieron recopilar a diferentes artistas, haciendo canciones a partir del asesinato de Mariano Ferreyra, así nació Cuerpo. 
“El asesinato de Mariano Ferreyra es una bisagra para nuestra sociedad en los modos de interpretar las actuales formas de poder, la militancia, las utopías”, sostienen. Y Manu Chao, Mariana Baraj, 4 Pesos de Propina, Vicentico, Orquesta Típica Fernández Fierro, Calican Groove, entre otros, les pusieron la voz y las palabras.
“Fue saliendo la idea de no hacer un homenaje a Mariano, sino empezar a pensar y repensar a todos los Marianos que están vivos; en pensar en las articulaciones del poder; entre patotas y policías; en pensar el rol del Estado; en pensar cómo los medios realzan a los muertos: por ejemplo, ahora con el tema del juicio, todos los periodistas están hablando de Mariano pero inmediatamente después cuestionan y se tiran contra cualquier delegado que está de paro. El disco surge con la necesidad de empezar a repensar este tipo de cosas…Desde La Tribu elegimos hacer un disco porque nos parece que tiene más que ver con Mariano”, dijeron desde El Colectivo a Revista Marcha en una entrevista realizada el 13 de agosto de 2012.

Ser comunitaria
Radios truchas, clandestinas, precarias. Eso fueron durante mucho tiempo, las radios comunitarias. En nuestro país, antes de la renombrada Ley de medios (LSCA), pocas radios tenían una licencia que las habilitara a funcionar. Después de la dictadura, la Ley de Radiodifusión (22.285) firmada por Videla, repartía el espectro radioeléctrico entre medios públicos y privados.  Entonces, las radios comunitarias (aquellas que no conciben a la comunicación como una mercancía que puede generar dinero, sino como un derecho humano elemental, como el derecho a la vivienda digna), quedaban afuera del mapa. Eran radios que existían, pero que no eran contempladas por la ley. Empezaron a llamarlas, durante mucho tiempo, radios truchas.
Pero las radios comunitarias, alternativas, populares, participativas, son mucho más que truchas. Son medios que están abiertos a la comunidad, en los que no hay que ser locutor ni tener títulos para poder salir al aire, y en los que su barrio se les mete por la ventana. Son alternativas porque como no cobran publicidad de nadie, no le deben el aire a nadie y pueden decir lo que quieran. Entonces, buscan la manera de revertir el discurso dominante, el hegemónico. Y son populares, porque, casi siempre, ese discurso que no le conviene al poder, beneficia a los de abajo, y las radios lo defienden. 
La Tribu enreda sus raíces entre diferentes organizaciones sociales como el Frente Popular Darío Santillán, Mocase VC, H.I.J.O.S, Correpi, Metrodelegados, entre muchos otros. Es parte activa de la Asociación Mundial de Radios Comunitarias (AMARC) y la Asociación Latinoamericana de Educación Radiofónica (ALER), lo que la hace estar en interacción constante con otras radios de todo el continente y el mundo. Además, La Tribu articula con la Red Nacional de Medios Alternativos, las luchas por una ley de Servicios de Comunicación Audiovisual que permita el desarrollo y reconocimiento de radios comunitarias, alternativas y populares, en el 33% del espectro radioeléctrico. Por eso llevan adelante la campaña 365D,(http://365d.org/), para que se cumpla de manera completa la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, fomentando la desinversión de todos los grupos de multimedios que no cumplen con la norma; la implementación del plan técnico que posibilite el reordenamiento del espectro y que se llame a concursos públicos, para que todas las emisoras y canales comunitarios puedan participar y obtener las licencias que les corresponden.

Festival Cartón
Este año, durante el 20 y el 26 de agosto, la casa con parlantes organizó el 3º Festival de animación Cartón, coordinado por FM La Tribu y el programa Va De Retro. Durante los siete días del festival, se expusieron 64 obras audiovisuales, de 14 países distintos. Hubo además, muestras, talleres, teleconferencias y una feria de cómics independiente.
El jurado estaba conformado por María Verónica Ramírez, Diego Rolle, Sergio Langer, Claudio Andaur y Pau Daveloza. Después de una semana intensa, eligieron como mejor Corto Animación Tradicional/CGI y Gran Premio del Jurado a Negro de Wal; como mejor corto Flash, a Apple Pie de Pablo Polledri; y como mejor corto Stop Motion-Collage, a Nuestra arma es nuestra lengua de Cristian Cartier Ballve; tres realizaciones argentinas.

El aire no tiene dueño. La tierra tampoco
La Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (26.522) fue producto de 29 años de luchas de las organizaciones vinculadas a la comunicación. Ahí se plantea el espectro radioeléctrico se divide en 3 y que los medios comunitarios entran en el 33% correspondiente a los “sin fines de lucro”.
-Nosotros no estamos en contra de la ley, ni mucho menos, pero sabemos que hace falta seguir mejorándola, dice Diego Skliar, conductor de La Mar en Coche, el magazine diario de la mañana y parte del colectivo editorial de La Tribu. El 33% de los medios sin fines de lucro mete a los medios comunitarios a competir con medios de fundaciones, como la Fundación de Coca Cola o la Uocra.
 -La discusión sobre el saqueo y el extractivismo va más allá de los bienes comunes-, afirma. -Hay saqueo en el trabajo, políticas extractivas en las relaciones sociales, de un sistema capitalista que se expande y que lleva consigo todo lo que encuentra, agrega.


[1]              La Tribu: Comunicación Alternativa. Libro homenaje por los 10 años de la radio.

miércoles, 8 de enero de 2014

Hoy presentamos: Chicas Nacionales y Geográficas.



La columna vertebral - Por Santiago Nogueira. (@tengokawana)

Estoy atravesando los últimos días de mi relación con la televisión por cable. Ésta, que nació hace muchos años, llegó a su fin. Las causas de la separación son confusas, pero creo que es lo mejor, al menos para mí. A ella, no creo que le importe; en los últimos meses descuidó mucho nuestra relación.

Sabiendo que nuestro tiempo juntos tiene su fecha de vencimiento pautada, nos relajamos y tratamos de disfrutar de la mejor manera estos últimos momentos. Es así que empiezan a aflorar nuevas maneras de estar juntos, que de algún modo, endulzan la amargura del adiós.

Su mala predisposición para algunos contenidos me llevó a desviar mi atención hacia otros, que nunca antes me interesaron. A veces, el descarte no deja de ser una manera de llegar a mejores lugares. Una mañana, me presentó a una amiga: las producciones de Nat Geo. Yo, tan social; ellas, tan salvajes. Fue amor a primera vista. Ese amor de opuestos, tan irresistible, con la suficiente incorrección política para compensar sus pecados capitalistas.

Sé que ellas, en breve, también se van. Si las quiero mantener con vida, voy a tener que salir a buscarlas a otro lugar, de alguna otra forma. Descubrimiento de la naturaleza mediante artificialidad de fibra óptica, ¡qué forma triste de experimentar la cruel supervivencia de los animales en sus ecosistemas!. Ellas, las chicas de la National Geographic, me hicieron ver la naturaleza que se perdió a mi alrededor. Las formas dominantes de la cultura se nos hacen tan extrañas, que su revisión crítica nos las revela fríamente calculadas.

Chau, televisión. Voy a seguir mis instintos. Encontré nuevas formas de entender la sociedad.

Leé el Número 10 completo, acá:


viernes, 25 de octubre de 2013

LA INFANTILIZACIÓN DE LAS AUDIENCIAS



por EL SQUATT | proyectosquatters@gmail.com


Si echamos un rápido vistazo a un anuncio publicitario, nos daremos cuenta de inmediato que éste busca susci­tar impacto visual y emocional, mostrándonos imágenes ideales e hilarantes, altamente erotizadas, rubricadas con palabras sencillas, conceptos maniqueos y eslóga­nes pegadizos. Busca atraernos, busca conmovernos, busca hacernos reír o hacernos llorar. 

Y aunque puedan parecernos divertidos, lo cierto es que los anuncios publicitarios no son ninguna broma: cada detalle del anuncio está estratégicamente planificado, punto por punto, para producir el efecto deseado. Es un producto industrial sofisticado que se propone, en pocos segundos, empatizar con los sentimientos de un público cuidadosamente seleccionado, mediante la construc­ción de informaciones sencillas, rápidas y entretenidas. 

Ahora bien, dada la prevalencia que tienen los mensa­jes publicitarios en nuestras vidas, es válido que nos preguntemos, ¿qué es este discurso cuyas característi­cas principales son la emocionalidad, la simplicidad y la intención de influir sobre nuestra subjetividad? 

La respuesta es clara: es un discurso infantilizante. Efectivamente, solo a los niños de baja edad se les ha­bla con un lenguaje limitado, simple, para que entien­dan rápidamente. No se utilizan conceptos profundos o mensajes complejos porque eso aburre a la mente infantil. El discurso publicitario esquiva la raciona­lidad, no habla con madurez intelectual, sino que se dirige a los aspectos irracionales de la mente huma­na apelando a sus emociones más profundas, pues supone que la reactividad emotiva es suficiente para alcanzar sus objetivos.
Joseph Goebbels, ministro de propaganda Nazi, lo ex­plicaba del siguiente modo: “Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar.” 

Desde este punto de vista, la industria de la publicidad –a la que consideramos un dispositivo fundamental del aparato de propaganda capitalista– se puede entender también como una maquinaria informacional concebida para infantilizar a las audiencias. Esta industria de la infantilización mental tiene por objetivo producir au­diencias fácilmente influenciables, fácilmente sugestio­nables, como si se tratara de niños. 

En la medida en que alcanzamos formas de pensamiento más elevadas, a través de un intelecto en permanente evolución, más crítico y realista, ya no buscamos nues­tra propia satisfacción por los caminos inmediatos y ca­prichosos que nos propone el discurso publicitario, sino que logramos armonizar cada vez más nuestras ape­tencias personales con las condiciones impuestas por el mundo exterior, contemplando las necesidades del entorno y ponderando el bienestar general.

Este entendimiento más profundo de la realidad es una precondición indispensable para obtener un consumi­dor maduro, crítico y responsable. Por el contrario, los impulsos que pueden ser aplazados y tolerados en el universo mental adulto, no corren la misma suerte en el mundo infantil. El modo de funcionamiento mental infantil es incapaz de tolerar la frustración y se rige preponderantemente por los caprichos de sus deseos, los cuales deben ser inmediatamente satisfechos.

Es por esto, justamente, que la publicidad estimula el pensamiento infantilizado, omnipotente e incapaz de tolerar la frustración. ¡Vení, divertite! ¡El mundo es tuyo! ¡Llamá ya! ¡¿Qué esperás?! Precisamente, estas son las condiciones mentales requeridas por el merca­do para regimentar los comportamientos de las masas y orientarlos en dirección al consumo. 

La publicidad apunta sistemáticamente a estimular la inmadurez de las audiencias, o dicho de otro modo, a perpetuar la infancia en los niños e infantilizar la vida de los adultos. Esta racionalidad publicitaria contribuye a generar una sociedad consumista, irresponsable, ca­prichosa, deseante y con escasa capacidad de reflexión. 
En otras palabras, una sociedad sufriente e inmadura, una sociedad ideal para el gobierno invisible de las mul­tinacionales de la ilusión.

 Lee el numero completo sobre "Soberania tecnológica"!


miércoles, 5 de junio de 2013

EDUCACIÓN PARA EL CONSUMO DE LOS MEDIOS Y LA PUBLICIDAD



Una experiencia educativa innovadora

Por Valeria Dalla Ba y Lic. Julián Pellegrini 


UNA INFLUENCIA MAYOR SOBRE LOS CHICOS 

Los chicos de ahora no son como los de antes. Esta es una realidad que conocemos bien de cerca todas las per­sonas que tenemos hijos o trabajamos en la educación. Las profundas transformaciones económicas, políticas y culturales ocurridas en las últimas décadas han dado una nueva forma al contexto social donde crecen y se desarrollan nuestros chicos. Las instituciones tradicio­nales encargadas de educar y formar a los niños -como la Escuela, la Familia, o la Plaza del barrio- se vieron relegadas a un segundo plano ante la irrupción masiva de los medios de comunicación y la publicidad, que se presentan hoy en día como los grandes modeladores de las identidades y conductas colectivas de los chicos.
Hoy, los papás, las mamás y los docentes en la escue­la, convivimos, competimos y negociamos permanente­mente con ese “otro gran educador” que propone a los chicos toda una nueva jerarquía de valores y modelos sociales. Los programas de televisión, las películas, las publicidades, ya no piensan en “hijos” o “alumnos” sino en “pequeños clientes” que toman decisiones de com­pra con autonomía o que influyen de manera decisiva en la mayoría de los consumos familiares. 

LA EDUCACION PARA LOS MEDIOS:
UN SUEÑO POSIBLE

Una de las cosas que más llama la atención, muchas veces, es la falta de herramientas y estrategias para abordar esta problemática en los distintos niveles de enseñanza. A pesar de que los medios masivos y la publi­cidad tienen un impacto decisivo en la conformación del universo mental infantil, éste parecería ser un tema que queda por fuera de la competencia de la escuela, que en general suele mostrarse reticente a dejar entrar abier­tamente la cultura popular de las nuevas generaciones al interior de sus muros.
Ante esta situación, decidimos crear un equipo de tra­bajo al que llamamos “Atrapasueños” (conformado por Valeria Dalla Ba, profesora de Nivel Inicial, y quien les escribe) para desarrollar contenidos educativos relacio­nados con la “Educación para el consumo de los medios y la publicidad”. Nuestra misión es hacer visible para los docentes de todos los niveles, padres de familia y la sociedad en general, la importancia de implementar -tanto en la escuela como en los hogares- una educación para el consumo consciente y responsable de los medios y la publicidad, que brinde a nuestros niños, niñas y adolescentes la posibilidad de desarrollar una mirada reflexiva, crítica y creativa del mundo que los rodea. 

LA PRIMERA EXPERIENCIA EN NIVEL INICIAL

Bien sabemos que los niños y niñas preescolares son muy receptivos a cualquier estímulo, mucho más que los adultos. Se encuentran en una fase en la que su cu­riosidad es la característica fundamental de su compor­tamiento. Esto los transforma en ávidos receptores de mensajes estimulantes, coloridos, kinéticos, impactan­tes, por lo que suelen quedar fascinados ante la espec­tacularidad y dinamismo de los contenidos mediáticos. Los técnicos del marketing y las agencias de publicidad conocen muy bien estas características evolutivas in­fantiles y las explotan al máximo para obtener el mayor beneficio económico, lo que coloca a los niños y niñas en una posición de vulnerabilidad frente a los mensajes de los medios y la publicidad. Ellos absorben con entusiasmo y hasta con voracidad todo lo que el mercado les ofrece, que no son sólo productos de moda, sino fundamental­mente, identidades, valores y modos de pensar al mundo.
Los chicos comienzan a ser interpelados por el mercado prácticamente desde la cuna, y mucho antes de que lle­guen a la salita del Jardín ya son capaces de seleccionar y exigir productos específicos. Incluso antes de apren­der a deletrear su nombre, un niño ya ha desarrollado lo que en marketing se llama “lealtad hacia una marca”, y ya aprendió a “leer” marcas como “Coca-cola”, “McDo­nals”, entre otras.
Por ello, consideramos la posibilidad de imitar la estra­tegia exitosa del marketing y la publicidad y acercarnos a los chicos lo antes posible, en el nivel más elemental de su escolarización, con la idea de promover ya en los niños y niñas preescolares una lectura y recepción críti­ca de los mensajes con que los reclama continuamente el mercado.
Así, en el 2010, implementamos por primera vez un programa anual de educación para el consumo de los medios y la publicidad en nivel inicial, en un jardín de la Ciudad de Buenos Aires. Todos los días abrimos en la sala un espacio de expresión para conversar, jugar, de­batir y reflexionar con los niños y las niñas sobre lo que consumen en los medios y la publicidad. De esta forma podemos conocer cuál es el sentido que le otorgan a ese mundo construido por la “industria de la cultura”, desnaturalizar la mirada que tienen sobre el mismo, problematizarlo, proponiendo nuevas perspectivas y nuevas preguntas.


LA CULTURA MEDIATICA ENTRA A LA ESCUELA 

Muchas veces las autoridades académicas e incluso los docentes se horrorizan con la idea de integrar la cultura mediática en las aulas. Pero lo que demuestra la expe­riencia escolar es que, en realidad, la cultura mediática infantil ya está adentro, desde hace tiempo…
Durante nuestra experiencia cotidiana en la sala, fui­mos comprobando no sólo en qué medida los productos mediáticos y los reclamos comerciales logran direccio­nar los gustos de los niños y las niñas, sus preferencias y sus elecciones, sino también cómo condicionan sus modos de hablar, sus gestos, sus movimientos, los mo­dos de relacionarse con los adultos y con sus pares. Es común en la sala encontrar, por ejemplo, que los chicos utilizan palabras que son extrañas a nuestra cultura, como cuando Gonzalo pide un “emparedado”, o cuando Candela cuenta que está dibujando “una cometa”, o cuando todo el grupo se ilusiona con la idea de celebrar “Halloween”.
Durante una clase en la que la docente conversaba con el grupo, les preguntó: “¿Cuál es el lugar que más les gusta para ir a comer?”. Antes de que pudiera terminar la pregunta, los niños saltaron de sus lugares al grito de “¡McDonald´s!”. Entonces, la maestra volvió a pregun­tar: “¿Por qué les gusta ir a McDonald´s?” A lo que res­pondieron casi al unísono: “¡Por las sorpresas!”, “¡Por los juguetes!”. Y continuó indagando: “¿Y por la comi­da?”. “¡Ah, no! Por la comida no, porque hace mal…”, contestó Paloma, mientras el resto asentía. “Pero me gusta y mis papás me llevan igual”, concluyó. No hay duda de que esta cadena de comida rápida ha alcanzado un alto grado de identificación y fidelidad con los más chiquitos (¡y con los más grandes también!).
Lo cierto es que los valores y los modelos identitarios que propone el mercado a través de los medios masivos y la publicidad entran a la Escuela todos los días junto con los chicos. Sólo tenemos que abrir los ojos para ver­lo. Una vez, Delfina -una alumna de 4 años-, cuando le tocó ser abanderada, comenzó espontáneamente a en­sayar “el baile del caño” sobre el mástil de la bandera. Sus compañeritas se mataban de la risa e imitaban los gestos del baile, en el que parecían ser expertas. Las mochilas, los cuadernos, las hebillitas, las zapatillas y otros miles de accesorios de “Princesas de Disney Chan­nel” con los que vienen “empapeladas” las nenas a la escuela, les marcan la pauta estética y actitudinal de lo que significa ser una mujer.
Los nenes, por su parte, confesaban con fascinación que descuartizaron un montón de enemigos el fin de sema­na, cortándole los brazos, las cabezas y sometiéndolos a un sinfín de torturas extravagantes en la “Play”. Las batallas de fin de semana se toman una pausa, según cuentan, para pasar por el McDonald´s, donde el payaso Ronald regala con la “Cajita Feliz” el muñeco número 25 que completa la colección de monstruos contra los que lucharán con sus “relojes alienígenas Omnitrix” de “Ben 10”. Dibujos animados, video-juegos, muñecos, golosinas, figuritas, sábanas y mochilas conforman sólo algunos de los innumerables productos culturales que pueblan el ecosistema infantil.
Comprobamos, también, que los medios y la publicidad establecen una clara división de género entre nenes y nenas: los primeros tienen que ser rudos, fuertes y lis­tos para la acción, mientras que las nenas, por su par­te, lindas, coquetas y serviciales. 

EDUCAR PARA EL CONSUMO DE LOS MEDIOS Y LA PUBLICIDAD: UNA TAREA DE TODOS 

La educación para el consumo responsable y crítico de los medios y la publicidad es hoy un desafío central para la escuela, si quiere formar personas con capacidad de discernir críticamente los mensajes mediático-comer­ciales y no liberar meros consumidores. 
 Consideramos crucial que estos mensajes puedan ser problematizados en el aula con los alumnos, cuestio­nados y contradichos por los mismos niños y niñas, para lograr impulsar, en su lugar, mensajes que privilegien estilos de vida más saludables y valores sociales más positivos. 
Pero al mismo tiempo, consideramos imprescindible que esta educación trascienda los muros de la escuela y sea complementada de manera sistemática y consciente en el interior del hogar, de modo que se logre en forma conjunta limitar la influencia que ejercen los medios masivos y la publicidad sobre los chicos.
Por eso, desde “Atrapasueños” proponemos no sólo el programa de educación para los medios en la escuela y la 
capacitación para docentes como estrategia, sino también un entretenido y dinámico taller para padres al que llamamos: “¿Cómo administrar el consumo de los medios en casa? Un nuevo desafío para los padres de hoy.”
A menudo escuchamos decir a los padres: “Esto debería­mos haberlo sabido antes”, o “si en su momento nos hu­bieran enseñado todo esto…” Y los padres tienen razón, no son culpables de esas carencias formativas en el rol de padres, sino más bien víctimas de unas circunstan­cias socioculturales.
La propuesta del taller para padres es, por tanto, apor­tar conocimientos relacionados con los nuevos desafíos a los que se enfrentan los padres de hoy que les puedan servir para mejorar su trabajo como tales, y que les permitan desarrollar en sus hijos una capacidad de jui­cio crítico que podrá perdurar toda la vida.

Contacto:
e-mail: edu.mundonuevo@hotmail.com
Web: www.educacionparaunmundonuevo.blogspot.com
Facebook: Educación para los medios


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