Por Etienne Baigorri
Susana Rosales, del
Movimiento Campesino Indígena de Córdoba, integrante de la Vía Campesina
Internacional y la Coordinadora de Organizaciones del Campo (CLOC) de América
Latina, nos da su opinión sobre la importancia de la soberanía alimentaria para
el desarrollo de los pueblos y el rol que debería jugar el Estado en esta
cuestión.
¿Cuáles son los
objetivos del MNCI?
Uno de nuestros horizontes es la soberanía alimentaria
integral, no solo para las comunidades campesinas indígenas, sino también para
todos los pueblos. Todos tenemos derecho a un alimento sano, a poder
producirlos y a poder elegir aquellos que queremos comer, no solo los que
ofrece el mercado tradicional o lo que simplemente nos obligan a comer.
¿Cómo puede lograrse?
La única forma de que la soberanía alimentaria y la reforma
agraria se van a dar es mediante la organización entre las familias campesinas
indígenas y también desde las ciudades, con los pueblos, los barrios. Hay que
llevar organizadamente este proceso para poder llegar a nuestro horizonte, para
poder reclamar en pos de nuestros derechos, para que haya una distribución de
los recursos más justa y para que los pueblos, las familias, todas las personas
seamos conscientes de que somos sujetos activos con derechos, que han sido
violados y que cada uno tiene derecho a vivir sanamente y dignamente.
¿Qué rol juega el
resto de la sociedad en esta lucha?
Últimamente hay una mayor apertura de la sociedad en este
tema. Hay mucha movilización parte de los pueblos que son muy conscientes de
que a partir de que nos movilicemos vamos a conseguir nuestras cosas. Yo creo
que sí hay una toma de conciencia de que el agronegocio y las grandes
industrias causan problemas en la sociedad. Hay avances en cuanto a que muchos
piensan que el agronegocio no tiene que avanzar, que está mal que haya muchas
tierras en pocas manos, eso tiene efectos y me parece que desde la sociedad se
está visualizando esta situación.
¿Y el Estado?
Tiene que haber una intervención clara del Estado para que no siga el agronegocio avanzando sobre los territorios campesinos indígenas. A partir de que nosotros tengamos la ley de control de los desalojos, que se está tratando hoy en el senado y estamos haciendo lo posible para que este año salga, nos va a favorecer mucho. Con la ley, por cinco o seis años se van a frenar los desalojos y los atropellos indiscriminados que hasta ahora vienen pasando. Esos avances son posibles y vemos necesario como movimiento que sucedan.
Hasta ahora la intervención Estatal se ha ido complicando,
pero a medida que tengamos más peso y nos organicemos mejor va a haber desde el
Estado una respuesta, teniendo en cuenta que el Estado hoy tiene una apertura
un poco más inclusiva para las familias campesinas.
¿Existen leyes que
protejan su trabajo y sus tierras?
No hay ninguna ley que nos proteja. Tenemos muchas trabas
para comercializar, esto hace que nuestros productos muchas veces no se puedan
insertar en un mercado, en las góndolas, porque desde ninguna política pública
hay alguna cuestión que pueda apoyar a aquellos pequeños productores. También
es una traba para nosotros como movimiento que no haya recursos para eso y que
no haya leyes o políticas que puedan rescatar y apoyar esta producción, que no
es de un mercado a gran escala, si no que lo hace cada familia.
Nosotros estamos trabajando para que surja esa ley, para
poder tener recursos para desarrollar aquellos comercios que puedan usar las
familias campesinas para llegar al mercado en la ciudad, que estén las
condiciones para que esos productos puedan circular en el mercado. Apoyamos y
peleamos para eso, para que desde el Estado haya políticas, normas y leyes que
también puedan ser pensados para las familias campesinas.
Hasta ahora la intervención Estatal se ha ido complicando,
pero a medida que tengamos más peso y nos organicemos mejor va a haber desde el
Estado una respuesta, teniendo en cuenta que el Estado hoy tiene una apertura
un poco más inclusiva para las familias campesinas.
En estas
circunstancias, ¿Cómo ven el futuro?
Vemos un futuro positivo en el sentido de que estamos
organizados en la lucha como movimiento desde hace más de 20 años, y la única
forma en la que uno puede resistir es organizadamente. Tenemos una mirada
positiva y optimista de lo que pueda pasar, porque estar organizados nos
permite ver eso.
¿Cómo desarrollan la
producción?
La familia campesina tiene su propia parcela, tiene su
campo, su tierra y trabaja comunitariamente. El trabajo y el territorio son
comunitarios. Los campos son abiertos y las familias pueden criar sus animales,
producir comunitariamente, como se venía haciendo tiempos atrás, antes de que
esté este monstruo grande que es el agronegocio, las familias campesinas tenían
campos abiertos y todos criaban comunitariamente los animales. Nosotros siempre
decimos que el trabajo, la producción y las tierras tienen que ser
comunitarias. Así es como nosotros como movimiento venimos trabajando:
comunitariamente.
¿Qué pasa con los
alimentos que no pueden producir?
Tal vez haya alimentos que no podemos producir y que no
están a nuestro alcance, pero somos un país rico con mucha variedad y en
distintas regiones las familias campesinas pueden producir otras cosas. Eso
significa que uno puede intercambiar sus alimentos y luego hay un intercambio.
También tiene que ver con una cuestión de poder conocerse, de hacer una red de
intercambio de aquellos alimentos que por las condiciones de la región tal vez
no se puedan dar y en otras sí.
¿Esa red existe?
Nosotros como movimiento estamos construyendo esa
posibilidad de trabajar en red y una forma de construir la soberanía
alimentaria es justamente esta, hacer nuestros productos y poder
intercambiarlos con aquellas familias que no tienen la posibilidad de hacerlos
o traer a las ciudades aquellos productos que no tiene mucha llegada y poder
comercializarlos para que lleguen a todos los hogares.
¿Pueden vivir de los
alimentos que producen?
Muchas familias viven de la cría de ganado y de la
ganadería, específicamente de la caprina. Y hacen productos a partir de eso.
Pueden producir dulce de leche. También hay recolectores que producen a partir
de los frutos que da el monte. Muchos compañeros viven también de la cosecha de
miel, apicultura.
A la hora de
producir, ¿Qué diferencias tienen con los métodos hegemónicos?
La diferencia de nuestros productos con los de la industria tradicional es que nosotros producimos sin químicos, sin ningún agrotóxico. Tenemos un producto y un alimento sano que no ha sido alterado por ninguna cuestión química, y eso es lo que nosotros rescatamos. Los alimentos son naturales, son producidos por manos campesinas y sin ningún agregado químico ni toxico, ni producidos por máquinas, sino por las manos de los campesinos.
La diferencia de nuestros productos con los de la industria tradicional es que nosotros producimos sin químicos, sin ningún agrotóxico. Tenemos un producto y un alimento sano que no ha sido alterado por ninguna cuestión química, y eso es lo que nosotros rescatamos. Los alimentos son naturales, son producidos por manos campesinas y sin ningún agregado químico ni toxico, ni producidos por máquinas, sino por las manos de los campesinos.
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