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La producción de alimentos y la
Astrología están vinculadas intrínsecamente. Fueron los primeros pueblos, que
se asentaron en tierras y comenzaron a producir sus alimentos, quienes
desarrollaron este sistema de conocimientos que vincula la Tierra y el Cielo en
perfecta correspondencia y unidad. Para la Astrología, el tiempo refiere a
ciclos, a secuencias infinitas de distintas cualidades. Características que se
repiten de manera sucesiva en periodos cortos o largos, no importa. Para
ilustrar esta noción del tiempo, lo mejor es observar las estaciones y los
cambios que traen. Cada estación permite ciertas actividades pero no otras,
cada estación nos provee de distintos alimentos. Cada estación tiene su
cosecha; el tiempo está ligado a una cualidad.
Así como la cosecha no solo
depende de la sucesión de estaciones sino de la semilla que se ha colocado en
la tierra, en este momento de transición de la humanidad, entre el final de la
Era de Piscis y la puerta abierta para la entrada en la Era de Acuario, nada
está garantizado, nada puede predecirse. Piscis es energía asociada a la
compasión, el amor, la bondad, el sacrificio, y su arquetipo más representativo
es Jesús, el pescador, y comenzó, precisamente, con el inicio de la era
cristiana. Se trata de una energía de naturaleza dual, energía que hemos
escindido de nuestra realidad cotidiana y que hemos relegado a espacios de
espiritualidad pura (misas, ceremonias religiosas, ashrams, templos, etc.),
viviendo una cotidianeidad práctica, realista, material, resentida, consumista,
violenta y cruel. Acuario, por su parte, es energía de cambio permanente, de
circulación, de intercambio, de creatividad, de ciencia. Internet y la
circulación gratuita de información en grandes volúmenes es expresión de este
proceso cósmico. Acuario nos regala la sabiduría de que todo es energía y
funciona de acuerdo con leyes naturales. Estas leyes existen dentro y fuera del
hombre. Los cambios están ahí, dispuestos a ser vistos.
El debate en torno al derecho a la
Soberanía Alimentaria se inscribe en este marco de revalorización de prácticas
no invasivas en la producción de alimentos, donde se respeten los ritmos y los
ciclos de la Naturaleza. Que las bases sean la mutua colaboración y la
solidaridad, ambas características de la energía acuariana, la energía del
nuevo tiempo. Que esa energía amorosa circule dentro y fuera de nosotros, que
una Cielo y Tierra. Conscientes de que somos del planeta y no al revés. Si
insistimos en conservar la producción de alimentos tal y como la conocemos, el
resultado será un mayor sufrimiento.
Se trata de un momento de la
humanidad en que el cambio no puede permanecer en el mundo de las ideas sino
que debe expresarse. Que sea asunto de todos los días, que sea el patrón de
pensamiento que genere nuevos hábitos. Vivir la energía de Acuario, de eso se
trata. Esta Era entrante puede regalarnos creatividad, solidaridad, amor en
circulación permanente. Puede desarrollarse una conciencia que vaya más allá de
lo personal, a sabiendas de que nada de lo humano nos es ajeno.
En otro escenario posible, el de
nuestro presente sostenido a largo plazo, haríamos culto a la tecnología, la
superficialidad, la productividad, la reducción de costos, la importación de
productos, la dependencia de lo externo. Convertidos en autómatas, trabajando
como insectos, como robots, completamente alejados de nuestra esencia creadora
y creativa-amorosa. Acuario, signo de aire, puede intensificar la separación de
la que estamos presos, desde lo más grande, a lo más pequeño.
Una separación en la que la
producción de alimentos y la nutrición, lo local y lo global, el cuerpo y la
mente vayan por vías distintas y antagónicas. Volvernos conscientes de los
alimentos que ingerimos, su procedencia y producción, tiene que ver con
desandar este camino de disociación de ambas dimensiones. Si esto no cambia,
podremos observar un colectivo humano con alto desarrollo mental pero con
cuerpos rígidos y poco sutilizados a las realidades vibratorias, presos del
hechizo narcisista y el egoísmo. El derecho a la Soberanía Alimentaria, por el
contrario, sostiene que la producción de alimentos debe estar ligada a la
tierra, sus ciclos y ritmos. A sabiendas de que la Naturaleza no es subsidiaria
del hombre.
La energía de Acuario invita a
rechazar la apropiación de aquello que es de todos, aquello que solo puede ser
disfrutado si no está en manos de unos pocos grupos empresariales, incluso
cuando recibe el aval de organismos internacionales. Solo aquello que esté
disponible para el disfrute del colectivo, circulando y sin ser propiedad de
nadie en particular tendrá el talento para sintetizar, a escala personal, la
mente y el corazón, esa fuerza pujante que nos conecta con la vitalidad y la
alegría de vivir.
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