La oferta permanente de nuevos sonidos, nuevas bandas,
aturde. En un contexto caótico, donde los intermediarios culturales dominantes
lanzan bandas como se lanzan nuevos sabores de aguas saborizadas (?) al mercado,
cinco amigos se sumergen en las profundidades del escenario musical y pregonan
la recuperación de los hábitos musicales esenciales: conocer al artista y a su
música. Les presentamos a Submarino Atómico, mucho más que un podcast de
música.
Una página web reconfortante, de fácil navegación y
estimulante desde todo punto de vista, es el hogar de un grupo de amigos
decididos a hacer algo tan simple como necesario por la música: compartirla y
difundirla. Ya han sido entrevistadas y presentadas varias bandas que empiezan
lenta pero firmemente a tener un nombre propio en un circuito musical que nada
tiene que ver con el espectáculo masivo: Simón Fuga, Satan Dealers, Furies,
Mamasutra, Translúcido…
Los chicos de Submarino Atómico aman la música y no
quieren dejarla ir. En una superficie en que suenan tantas canciones que más
que música parecen ruido, ellos han decidido adentrarse en las profundidades y
alojarse en un ambiente distante de todo aquello.
¿A qué circunstancias del campo musical actual de
nuestra sociedad pueden atribuir el nacimiento y desarrollo de este proyecto?
Creemos que surge por una realidad actual que
concierne a todo el sistema social y, en particular, a los medios de
comunicación. No solo en el campo musical. Hoy por hoy, sobran medios de
difusión y faltan contenidos, por eso podés pasar meses en youtube viendo
videos de gatos. Sin embargo, en el campo de la música, y particularmente en
el de la música independiente, pasa lo contrario. Las bandas sobran, todas
transmiten o quieren transmitir algo distinto. Hay contenido de sobra. Y sin
embargo, hay pocos medios para difundirlo.
En especial, hay pocos medios que se adapten a una
forma de pensar o de buscar más “local”, más argentina.
Ante esa situación, generar un espacio especialmente
dedicado a este tipo de música nos pareció algo muy básico que no entendíamos
por qué estaba faltando.
En referencia al estilo de edición, conducción del
podcast, ¿tienen como referencia a algún otro medio o intermediario cultural
del espacio?
Sí, hay referencias positivas y negativas sobre cómo se arma el
podcast. Como negativas, tenemos prácticamente a todo el periodismo de rock
actual, el cual consideramos un oficio muy mal llevado.
La música es algo que si te gusta, te apasiona.
Trabajar con algo vinculado a la música es espectacular. Y cuando vemos
periodistas que preguntan “¿por qué se llaman así?” o “¿qué instrumento tocás
en la banda?”, es para matarse. Es una falta de respeto al artista que nos da
algo muy suyo.
Entonces, en ese sentido, buscamos que las
preguntas y el contenido del podcast sean bien distintos. Lo más distinto
posible a ese formato.
Respecto a la edición y al formato en sí del
podcast... sí, hay influencias muy positivas y fuertes de ciertos programas de
humor de la época en que nos criamos.
Un humor absurdo al estilo de “Cha cha chá” o “Todo
por dos pesos”.
Pero todo lo que ves y escuchás te suma ideas, te
inspira.
Yo creo que Sealab 2021, Robot Chicken o Adventure
Time son programas que comparten un humor que nos gusta mucho. Un humor un
tanto lisérgico.
Como un capitán de un ballenero japonés que además,
es sommelier de bandas, pero quiere ser periodista de rock.
¿Entienden que las bandas que presentan tienen un
potencial o intenciones de cambio dentro de la lógica del sistema de producción
dominante en el campo de la música?
Lo del potencial, creo que nosotros y las bandas,
lo vemos con cierto resquemor porque, ¿hasta qué punto se puede cambiar esa
lógica de las discográficas o de cómo se produce masivamente la música? Es ir
en contra de la lógica del capital en el campo de la producción cultural.
Las intenciones, tal vez no de cambiarlo, pero de
hacer algo distinto, es algo que comparten TODAS las bandas que vienen a
grabar.
No solo hacer algo distinto, sino hacer algo que
les gusta, que valoran, sin dejarse estructurar por esas lógicas.
Igual todos somos concientes de que para vivir de
lo que te gusta, hay que moverse, hay que estarle encima. Es como un
microemprendimiento. Es eso o ir a trabajar a la gran empresa.
Las preguntas que les hacen a las bandas apuntan
mucho al proceso creativo de los artistas más allá de lo meramente
instrumental. ¿Qué entienden ustedes por “hacer música” hoy en día?
Yo creo que dentro de las dos lógicas de las que
hablábamos antes, hay también dos formas de hacer música. Porque los
paquetitos que se venden masivamente cumplen con los requisitos formales de ser
música. Pero hay algo más que una condición formal de estructuras melódicas y
rítmicas, hay una intención de transmitir algo (un mensaje, un sentimiento,
una energía, una imagen) que es lo que a nosotros más nos interesa y queremos
mostrar a través de las entrevistas. Ojo, nosotros escuchamos música comercial
o “no independiente” que también transmite ese tipo de mensajes o sensaciones.
Y eso es muy valorable, porque cuando entrás en fechas de entrega para un disco
y tenés una inspiración tan fuerte que lo lográs hacer sin sacrificar tu
música, es algo para aplaudir.
Para despedirlos, agradeciendo esta charla tan indie y reconfortante...les quiero hacer la misma pregunta con la que
ustedes reciben a sus invitados... ¿cómo se siente estar en un submarino?
La verdad, nos costó carísimo, pero si íbamos a
hacer esto no podíamos hacerlo desde el departamento de alguno. Tenía que ser
en el submarino.
Así que compramos uno medio roto, lo remodelamos.
Le pusimos espejos, luces de colores. Un sonido 5.1 dolby stereo y pasacasettes.
Así que la verdad que estar ahí es como estar en el
cuarto que siempre quisiste tener para escuchar música.
No quisiéramos estar en otro lugar.
5 CANCIONES PARA ESCUCHAR EN UN SUBMARINO
1. Staralfur
Sigur Ros
2. Space Oddity
David Bowie
3. Atomos
Translúcido
4. Cualquier tema de Inframundo
Poseidótica
5. Cigarrillo de droga
Simón Fuga
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