► por LU GAITÁN
¿Alguna vez te pusiste a pensar cómo es que un
producto de belleza no causa irritación? ¿Qué significa que el shampoo que la
bella actriz promociona sea “Dermatológicamente testeado”?
La verdad es que TODOS (sí, todos) los productos
cosméticos, así como los de limpieza que comercializan las grandes empresas
como Unilever, Procter & Gamble, Johnson & Johnson y tantas otras,
someten a preciosos animales a pruebas crueles en sus laboratorios. Esos animales
son obligados a participar de experimentos donde se los viviseccionan, se les
ponen sustancias en los ojos dejándolos ciegos, se los mutila, se les cortan
los miembros, se los obliga a ingerir distintas sustancias y se los hace
adictos a ellas. Son sometidos a temperaturas muy bajas y dejados en la
oscuridad total, sin comida ni agua. A no confundirnos, no se trata de que
los animalitos de laboratorio (gatos, perros, conejos, monos, ratones) sean
tratados mejor, que sean alojados en jaulas más grandes, que les pongan
anestesia para que sufran menos y que sus muertes sean menos dolorosas. ¿Por
qué tendrían que someter a los animales a eso? ¿Solamente para que nuestros
cabellos brillen más? ¿Solamente para que la crema antiarrugas oculte el
irrefutable y biológico paso del tiempo? Más allá de estas inconcebibles pruebas,
el asunto de fondo son los modelos de belleza. Pero ese es otro debate.
Muchos pensarán que es mejor hacer esas pruebas en
animales que en humanos. La respuesta a eso es que hay una incidencia muy baja
de enfermedades que puedan darse tanto en animales como en humanos. Además, los
productos cosméticos siguen conteniendo una cantidad increíble de químicos que
intoxican el organismo y que muchas veces se ven asociados a la aparición de
distintos tipos de cáncer. Revisemos las etiquetas, investiguemos.
Methylparaben, Propylparaben, Butylparaben, Phthalates, Propylene
Glicol, Sodium Lauryl Sulfate, Diethanolamine (DEA), son algunos de los
componentes que no deseamos que estén en nuestro organismo, pero están en los
productos que aplicamos sobre nuestra piel y pelo. Y de ahí, directo al
torrente sanguíneo. Resulta difícil aceptar esas pruebas de laboratorio a las
que se ven sometidos algunos seres vivos, sin ningún resultado aparentemente
positivo. Sin embargo, esos componentes siguen estando en los productos que
utilizamos. Entonces, ¿por qué lo hacen? El paradigma cientificista que nos
atraviesa considera que la Naturaleza no es una entidad viva y por ello es
considerada una subsidiaria del consumo del hombre moderno. Pareciera que
existe para que nosotros, la mayor expresión de evolución del Cosmos, nos
aprovechemos de ella y podamos explotarla, dominarla, agredirla.
La Unión Europea prohibió en el mes de marzo de
2013 este tipo de experimentación. Esta ley tiene espacios oscuros como, por
ejemplo, la prohibición del testeo en animales para productos vendidos dentro
de la Unión Europea, pero esa restricción no aplica para la venta en otros
países. De todas maneras, implica un reconocimiento de la importancia de esta
temática. Hasta que esto suceda en Argentina, resulta necesario saber que hay
marcas que no testean en animales. Por ejemplo, Weleda y Natura. Son más caras
pero su calidad es infinitamente mejor. Eso no significa que no utilicen, en
algunos casos, los componentes químicos mencionados anteriormente. De ahí
deriva la necesidad de leer las etiquetas. Además, en las cooperativas y los
mercados de intercambio justo también hay productos de cosmética y limpieza que
no fueron probados en animales.
Siempre existe la opción de probar distintos
preparados con los ingredientes que están en nuestras casas. El vinagre y el
bicarbonato de sodio son grandes aliados y tienen múltiples aplicaciones en la
limpieza personal y del hogar y no dejan mal olor. El azúcar y el limón pueden
servir para exfoliar la piel. La palta puede hidratar y nutrir la piel y el
cabello. Todo al alcance de la mano y sin generar residuos plásticos.
Ahora que ya sabemos lo que significa
“Dermatológicamente testeado” resulta difícil mirar para otro lado a la hora
de elegir los productos que utilizaremos. Sería necesario entonces apostar al circuito de los productores
locales y sustentables que promueven el consumo consciente y con elecciones
basadas en la información.
Y
yendo un poco más profundo, la alimentación rica en frutas, verduras, cereales,
legumbres y semillas, de ser posible, de producción orgánica, tiene todos los
nutrientes que necesitamos para la salud y belleza de todo nuestro organismo.
Si nuestros sistemas digestivos están intoxicados por los alimentos que
consumimos, si dormimos poco, si estamos estresados, no existirá shampoo ni
crema hidratante que pueda darnos un cabello hermoso y fuerte, y sobre todo, el
brillo en la mirada de una vida feliz y en armonía con el entorno.
v
The
Campaign for Safe Cosmetics (Campaña
por los Cosméticos Seguros) es una organización que tiene el objetivo de
proteger la salud de los consumidores y trabajadores exigiendo a la industria
de la salud y de la belleza que eliminen los componentes químicos ligados al
cáncer, defectos de nacimiento y otros problemas de salud, y los reemplacen por
sustancias más seguras.
Crearon Skeen Deep, una base de datos en la que
se puede obtener información de los componentes de los productos de cuidado personal
que utilizamos a diario y conocer cuáles son más peligrosos para nuestra salud.
Se puede buscar por marca o por componente.
v En solo 8 minutos Annie Leonard te explica de qué
va la industria de la cosmética. Para ver el video ingresá en http://vimeo.com/18669494
v
Te acercamos una Lista de productos no testeados en
animales en Argentina, cortesía de Anima Naturalis
► www.animanaturalis.org
Leé el número completo sobre "Soberanía Tecnológica"!
► www.animanaturalis.org
Leé el número completo sobre "Soberanía Tecnológica"!
No hay comentarios:
Publicar un comentario