► por CARLOS DIEZ
En sus comienzos, el software se caracterizaba por partir de un modelo
de desarrollo cooperativo, ya que fue generado en el ámbito universitario.
Hacia fines de la década del 60, en mayor medida, el software se producía
de manera masiva por académicos e investigadores que contaban con una
estructura colaboracionista y ajena a la idea de un producto comercial. Esta forma de trabajo generaba que los sistemas operativos se distribuyesen
libremente y recibieran soporte por parte de la misma comunidad de usuarios. El código fuente -el conjunto de
instrucciones que debe seguir la computadora para ejecutar un programa- era distribuido
junto con el software, de manera que los usuarios pudieran modificarlo,
corregir errores de programación o agregar nuevas funcionalidades.
Con el comienzo de la nueva a
década surgieron compañías que comenzaron a cerrar su código a los usuarios,
determinando así un producto con fines comerciales e incorporando el precio de
venta.
A fines de la década del ‘70 y principios de los ‘80, compañías de
producción de software empezaron a cobrar por sus licencias, comercializándolas
como “Productos Informáticos” e imponiendo restricciones legales a los nuevos
desarrollos de software. Estos “Productos Informáticos”, ahora vistos como
activos, se convirtieron en marcas registradas, con alquiler y/o compra de
licencias, para las cuales regían derechos de autor. En 1976, Bill Gates marcó
un gran cambio en la Era Informática cuando escribió la famosa “Carta abierta a los aficionados”, enviando un mensaje directo acerca de los conceptos
con que se consideraban estos productos informáticos: lo que los hackers llamaban “compartir”, en su concepción era “robar”.
La adquisición y masificación de computadoras modernas vino acompañada
de una limitación para los usuarios. Casi la totalidad del nuevo hardware se
distribuía con un sistema operativo privativo, el cual forzaba a los usuarios a
aceptar condiciones restrictivas que impedían realizar modificaciones a dicho
software.
Richard
Stallman,
habiendo tomado conciencia de las limitaciones que generaba la forma de producción
empresarial -y reticente a todo aquello relacionado con el consumo o desarrollo
de estos nuevos software propietarios con licencias restrictivas- comenzó en
1984 a trabajar de forma independiente en el proyecto GNU (acrónimo recursivo
que significa GNU No es Unix).
Un año más tarde fundó la Free Software Foundation (FSF), donde
introdujo la definición de software libre y el concepto de “copyleft”,
que desarrolló para otorgar libertad a los usuarios y para restringir las
posibilidades de apropiación del software.
Hasta 1991, el proyecto GNU consistía en el desarrollo de programas de
código abierto y gratuito, a modo de reemplazo de los ya existentes, para los
sistemas operativos de código cerrado basado en UNIX (primer sistema operativo
portable, multitarea y multiusuario, creado en 1969). Pero esto obligaba
igualmente a los usuarios a tener un sistema operativo de código cerrado para
poder utilizar los programas de GNU.
La falta de núcleo de sistema operativo (kernel) en el proyecto de
Stallman significaba la no existencia de un sistema operativo libre completo.
Y aquí es donde entra en juego Linus Torvalds con su desarrollo del núcleo
Linux, sobre el cual se podía trabajar de manera independiente. La combinación del casi terminado sistema operativo de GNU y el núcleo
Linux resultó en el primer sistema operativo completo de software libre: GNU
LINUX.
En 1998, un grupo de individuos
defendieron la idea de cambiar la expresión free software (software
libre) por open source software (software de código abierto),
debido a la ambigüedad del primero (en inglés, free significa tanto “gratis”
como “libre”), haciéndolo poco atractivo dentro de la lógica mercantil. Este
nuevo concepto implica que los desarrolladores de software pueden optar por
publicar su trabajo bajo una licencia de código abierto, de manera que
cualquiera pueda beneficiarse de él, crear modificaciones, compatibilizarlo
con otros sistemas operativos o arquitecturas de hardware, compartirlo con
otras personas y comercializarlo, pero enmarcado dentro de los parámetros
establecidos en sus términos de uso, modificación y redistribución.
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