martes, 16 de julio de 2013

ECONOMÍA CIRCULAR. La próxima revolución industrial

Por Daniela Dimov

Dentro de los nuevos paradigmas de la sustentabilidad, la economía circular se propone asimilar los sistemas productivos lineales (extraer materia prima-fabricar-desechar) a los sistemas biológicos, donde no existen los desechos

Actualmente, los modelos económico-industriales lineales desarrollan sus sistemas productivos como si los recursos naturales fueran infinitos y no siempre cuentan con esquemas de tratamiento de residuos.
En contraposición a esto, aparece en escena el concepto de Economía Circular, cuya esencia reside en diseñar productos sin desechos, productos que faciliten su desmontaje y su reutilización, así como en definir modelos empresariales para que los fabricantes puedan ser incentivados económicamente para recoger, volver a fabricar y distribuir los productos que hacen. (fuente: www.ecointeligencia.com)

Así se plantea un nuevo modelo productivo, el de la Ecología Industrial, que tiene como objetivo crear procesos de circuito cerrado en el que los residuos sirven de entrada para otro proceso, eliminando la noción de un subproducto no aprovechable.
Francois Soulard, comunicador social, miembro de la COREDEM (Confederación de recursos para una democracia mundial), nos dice al respecto:"La premisa conceptual de la ecología industrial consiste en plantear una mirada más amplia de los sistemas productivos. En el fondo, se trata de una modalidad para integrarlos de una forma más avanzada en la biósfera, pensando los procesos industriales como una distribución particular de flujos de materias, de energía, de actividades humanas y de información. Para eso, se reintroducen en el ciclo de producción y de consumo todos los residuos, los subproductos o los elementos usados, que se transforman así en nuevas materias primas o en productos reutilizables en otro ciclo de producción.  En este esquema, una gran diversidad de actores industriales, técnicos, científicos, planificadores, funcionarios, políticos intensifican sus cooperaciones en torno a la coordinación de nuevos circuitos de intercambio de materia y de productos. Los intercambios económicos se intensifican entre unidades productivas, mientras se reduce la cantidad de materia y de energía movilizada. Como consecuencia, esta intensificación genera a su vez nuevas sinergias industriales y actividades humanas, así como también elementos de competitividad."

Modificar el clásico esquema lineal nos retrotrae a la etapa misma del diseño de productos y materiales. En este sentido, es interesante mencionar los desarrollos de Michael Braungart y William McDonough, en su libro De la Cuna a la Cuna (Cradle to Cradle), en el que proponen tener en cuenta desde el propio diseño y concepción de cualquier producto, estrategia o política todas las fases de los productos involucrados (extracción, procesamiento, utilización, reutilización, reciclaje) de manera que ni siquiera sean necesarios los gastos de energía, incluso que el balance de gastos y aportes sea positivo.  Ya no alcanza con las famosas 3R¸ ningún bien de consumo debería producirse si al final de su vida efectiva se convierte en chatarra inservible y potencialmente contaminante.

Tomando a estos autores se hace evidente la necesidad de desarrollar tecnologías para contar cada vez con más materiales biodegradables (tanto para objetos como empaques) y productos que sean fácilmente desmontables, reciclables e, incluso, compostables (recreando el propio ciclo de la naturaleza).
En el caso de los componentes no degradables, como los metales, es imperioso fomentar su reciclaje, reduciendo la energía de producción y la necesitad de extracción  minera (de ahí la importancia de contar con la ley para el tratamiento de los RAEE, Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos, los más tóxicos de los residuos domiciliarios).

En este imperdible video de solo 20 minutos, Annie Leonard nos explica de forma sencilla y didáctica la relación entre el consumo y los sistemas lineales de producción.



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