miércoles, 12 de diciembre de 2012

“No hay ley que nos proteja”

Por Etienne Baigorri 

Susana Rosales, del Movimiento Campesino Indígena de Córdoba, integrante de la Vía Campesina Internacional y la Coordinadora de Organizaciones del Campo (CLOC) de América Latina, nos da su opinión sobre la importancia de la soberanía alimentaria para el desarrollo de los pueblos y el rol que debería jugar el Estado en esta cuestión.

¿Cuáles son los objetivos del MNCI?
Uno de nuestros horizontes es la soberanía alimentaria integral, no solo para las comunidades campesinas indígenas, sino también para todos los pueblos. Todos tenemos derecho a un alimento sano, a poder producirlos y a poder elegir aquellos que queremos comer, no solo los que ofrece el mercado tradicional o lo que simplemente nos obligan a comer.


¿Cómo puede lograrse?
La única forma de que la soberanía alimentaria y la reforma agraria se van a dar es mediante la organización entre las familias campesinas indígenas y también desde las ciudades, con los pueblos, los barrios. Hay que llevar organizadamente este proceso para poder llegar a nuestro horizonte, para poder reclamar en pos de nuestros derechos, para que haya una distribución de los recursos más justa y para que los pueblos, las familias, todas las personas seamos conscientes de que somos sujetos activos con derechos, que han sido violados y que cada uno tiene derecho a vivir sanamente y dignamente.

¿Qué rol juega el resto de la sociedad en esta lucha?
Últimamente hay una mayor apertura de la sociedad en este tema. Hay mucha movilización parte de los pueblos que son muy conscientes de que a partir de que nos movilicemos vamos a conseguir nuestras cosas. Yo creo que sí hay una toma de conciencia de que el agronegocio y las grandes industrias causan problemas en la sociedad. Hay avances en cuanto a que muchos piensan que el agronegocio no tiene que avanzar, que está mal que haya muchas tierras en pocas manos, eso tiene efectos y me parece que desde la sociedad se está visualizando esta situación.

¿Y el Estado?



Tiene que haber una intervención clara del Estado para que no siga el agronegocio avanzando sobre los territorios campesinos indígenas. A partir de que nosotros tengamos la ley de control de los desalojos, que se está tratando hoy en el senado y estamos haciendo lo posible para que este año salga, nos va a favorecer mucho. Con la ley, por cinco o seis años se van a frenar los desalojos y los atropellos indiscriminados que hasta ahora vienen pasando. Esos avances son posibles y vemos necesario como movimiento que sucedan.
Hasta ahora la intervención Estatal se ha ido complicando, pero a medida que tengamos más peso y nos organicemos mejor va a haber desde el Estado una respuesta, teniendo en cuenta que el Estado hoy tiene una apertura un poco más inclusiva para las familias campesinas.

¿Existen leyes que protejan su trabajo y sus tierras?
No hay ninguna ley que nos proteja. Tenemos muchas trabas para comercializar, esto hace que nuestros productos muchas veces no se puedan insertar en un mercado, en las góndolas, porque desde ninguna política pública hay alguna cuestión que pueda apoyar a aquellos pequeños productores. También es una traba para nosotros como movimiento que no haya recursos para eso y que no haya leyes o políticas que puedan rescatar y apoyar esta producción, que no es de un mercado a gran escala, si no que lo hace cada familia.
Nosotros estamos trabajando para que surja esa ley, para poder tener recursos para desarrollar aquellos comercios que puedan usar las familias campesinas para llegar al mercado en la ciudad, que estén las condiciones para que esos productos puedan circular en el mercado. Apoyamos y peleamos para eso, para que desde el Estado haya políticas, normas y leyes que también puedan ser pensados para las familias campesinas.
Hasta ahora la intervención Estatal se ha ido complicando, pero a medida que tengamos más peso y nos organicemos mejor va a haber desde el Estado una respuesta, teniendo en cuenta que el Estado hoy tiene una apertura un poco más inclusiva para las familias campesinas.

En estas circunstancias, ¿Cómo ven el futuro?
Vemos un futuro positivo en el sentido de que estamos organizados en la lucha como movimiento desde hace más de 20 años, y la única forma en la que uno puede resistir es organizadamente. Tenemos una mirada positiva y optimista de lo que pueda pasar, porque estar organizados nos permite ver eso.

¿Cómo desarrollan la producción?
La familia campesina tiene su propia parcela, tiene su campo, su tierra y trabaja comunitariamente. El trabajo y el territorio son comunitarios. Los campos son abiertos y las familias pueden criar sus animales, producir comunitariamente, como se venía haciendo tiempos atrás, antes de que esté este monstruo grande que es el agronegocio, las familias campesinas tenían campos abiertos y todos criaban comunitariamente los animales. Nosotros siempre decimos que el trabajo, la producción y las tierras tienen que ser comunitarias. Así es como nosotros como movimiento venimos trabajando: comunitariamente.

¿Qué pasa con los alimentos que no pueden producir?
Tal vez haya alimentos que no podemos producir y que no están a nuestro alcance, pero somos un país rico con mucha variedad y en distintas regiones las familias campesinas pueden producir otras cosas. Eso significa que uno puede intercambiar sus alimentos y luego hay un intercambio. También tiene que ver con una cuestión de poder conocerse, de hacer una red de intercambio de aquellos alimentos que por las condiciones de la región tal vez no se puedan dar y en otras sí.

¿Esa red existe?
Nosotros como movimiento estamos construyendo esa posibilidad de trabajar en red y una forma de construir la soberanía alimentaria es justamente esta, hacer nuestros productos y poder intercambiarlos con aquellas familias que no tienen la posibilidad de hacerlos o traer a las ciudades aquellos productos que no tiene mucha llegada y poder comercializarlos para que lleguen a todos los hogares.

¿Pueden vivir de los alimentos que producen?

Muchas familias viven de la cría de ganado y de la ganadería, específicamente de la caprina. Y hacen productos a partir de eso. Pueden producir dulce de leche. También hay recolectores que producen a partir de los frutos que da el monte. Muchos compañeros viven también de la cosecha de miel, apicultura.

A la hora de producir, ¿Qué diferencias tienen con los métodos hegemónicos?
La diferencia de nuestros productos con los de la industria tradicional es que nosotros producimos sin químicos, sin ningún agrotóxico. Tenemos un producto y un alimento sano que no ha sido alterado por ninguna cuestión química, y eso es lo que nosotros rescatamos. Los alimentos son naturales, son producidos por manos campesinas y sin ningún agregado químico ni toxico, ni producidos por máquinas, sino por las manos de los campesinos.





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