Por Axel Springer
¿Qué es y por qué
nace el MOCASE?
El MOCASE es parte del Movimiento Nacional Campesino
Indígena –MNCI- junto con otras provincias y nace por la problemática de
tierras y a partir de la necesidad de los campesinos ante el desalojo por parte
de los terratenientes y empresarios al acaparar sus tierras. Entonces, el
MOCASE, nace como respuesta de organización de esos campesinos que no tenían
otra forma de organizarse.
¿Cuándo comenzó este
enfrentamiento?
Principalmente, el MOCASE está compuesto por familias que
viven hace muchos años en Santiago del Estero, ocupando las tierras sin títulos
ya que al campesinado argentino nunca le interesó la propiedad privada. Son
tierras heredadas de padres a hijos dentro de las comunidades. A muchas comunidades indígenas reconocidas
como pueblos no les interesa el título de la tierra, sino que entienden a la
tierra como un eslabón de la organización social.
La problemática comienza
con el avance de la soja transgénica en los años ’90, cuando Menem invita a
Monsanto a la Argentina, transformando la tierra y con la necesidad de
desalojar al campesinado local para darle lugar a este monocultivo. Ahí
comenzó un proceso de judicialización de las tierras en las cuales al campesino
se le hizo muy difícil comprobar que
estuvo viviendo ahí los últimos 20 años. Por ejemplo, exigiéndoles boletas de
servicios inexistentes. Los terratenientes arreglaron con escribanos títulos
truchos de la tierra que era de las comunidades, finalizando con un boleto de
compraventa armado a su medida.
Otras veces, las corporaciones usan mano de obra desocupada
del campesinado formando sus “guardias blancas” que portan armas y amenazan a
los locales. El 16 de Noviembre de 2011 estos sicarios de los empresarios
asesinaron a Cristian Ferreyra, campesino y miembro del MOCASE.
¿Cuál es el objetivo
del Movimiento Campesino?
La vuelta al campo no significa tomar tierras, sino que los
compañeros puedan producir alimentos en sus pueblos y mejorar la calidad de
vida, no solo en el campo sino en la ciudad y su periferia.
Es crucial hablar del concepto de Soberanía Alimentaria, la vida campesina lo plantea: cada persona y pueblo tiene derecho a elegir qué quiere producir, qué quiere consumir y a quién desea vendérselo. Y no que el mercado te condicione qué producir, para quién, cómo, cuánto. Te imponen la semilla y los fertilizantes. En el MOCASE defendemos la tradición de la semilla y su recuperación, desarrollando nuestras propias semillas sin nombre, ni con el nombre del MOCASE ni de Monsanto. Desde el movimiento campesino NO AVALAMOS EL NUEVO PROYECTO DE LEY DE SEMILLA. De la misma manera que la tierra no debería tener dueño, sino cumplir una función social con las plantaciones en función de la naturaleza y no del mercado.
Soberanía alimentaria es reconocernos como pueblo en nuestra
propia alimentación y elegir qué queremos comer. La
soja NO es nuestro alimento, es mentira y una imposición; tenemos las mejores
tierras y pasturas llanas para la ganadería en Argentina. Nos quieren modificar
la alimentación por necesidades de las empresas transnacionales.
Por ejemplo, tomemos el caso del tomate: tiene un ciclo de
vida y un tiempo de cultivo para luego ser comercializado, pero debido a la
necesidad de garantizar alimento hoy tenemos un tomate transgénico modificado
que crece permanentemente pero carece de gusto, siendo alimentación ficticia,
que no genera nutrientes.
¿Qué acciones de
campo está realizando el MOCASE?
Hay 2 escuelas de agroecología, las cuales cumplen la
función de escuela secundaria con metodología de prácticas en cada comunidad
(en Quimili y Mendoza). Actualmente, en la localidad de Ojo de Agua, en
Santiago del Estero, se está construyendo la Universidad Campesina -UNICAM-
donde hoy se está haciendo el campamento latinoamericano de jóvenes, con más de
700 jóvenes urbanos y campesinos.
La idea es armar tecnicaturas y carreras universitarias:
agroecología, maestro rural, comunicador social y médico comunitario.
¿Pueden convivir el
campesino y la empresa transnacional?
No. La empresa
transnacional usa semilla modificada con el combo de fertilizantes y
agrotóxicos para generar la subsistencia de esa semilla, los cuales no van solo
a esa planta sino que los aviones fumigan también a los campos linderos del
campesino agroecológico que tiene un cultivo relacionado con la naturaleza y no
con el mercado. El campesino cuida la tierra en el largo plazo, cuidando
el agua.
Por otro lado, el campesino
genera mano de obra: de 3 a 4 campesinos por hectárea para tener una huerta
variada en alimentación, mientras que para la soja 1 campesino que maneje la
maquinaria es suficiente para 10 hectáreas. El primero genera trabajo,
el segundo desempleo y así seguimos sacando gente del campo a la ciudad con
trabajos precarios o formando la fila de desocupados.
Hay una investigación
de la ONU de la cual surge que la agricultura campesina genera más del 70 % de
los alimentos del mundo consumidos por el ser humano. La agricultura de las
empresas, solo el 30 %, que va dirigida al engorde de cerdo, vaca y oveja.
La idea es que en la periferia de las ciudades también se
produzca alimentación. Y no como hoy que la periferia es la mano de obra barata
de la ciudad.
Tomemos el ejemplo de la miel de máxima pureza elaborada en
las comunidades campesinas. No pueden obtener la “certificación” porque no
tienen luz ni refrigeración,
¿Quién certifica? ¿Quién arma los requisitos de la
certificación? ¿Qué aval me da la certificación de un organismo que responde a
intereses económicos?
La miel pura existe
antes de la existencia de un sello certificador.
Gracias por la información y sigan asesorando a los campiesinos. Un primo que trabajaba en una estancia a cargo d un hijo d puta murió atrapado en una máquina agrícola... Son muchas las injusticias por las que atraviesa nuestro pueblo. fuerza mocase!
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